miércoles, 11 de julio de 2018

Hay corazones y corazones

El otro día subí al ascensor con mi hijo , quedamos al fondo y como nunca quizás por la hora se detuvo varias veces recogiendo a más personas, cuando ya habían por lo menos 5 pasajeros , se detuvo nuevamente, al abrirse la puerta apareció la figura de un anciano y su bastón , miro hacia el interior y al ver la cantidad de gente se quedo inmóvil resignado tal vez a esperar por otro, las personas que estaban justo a la entrada del ascensor con ojos vacíos permanecieron inamovibles , obviando al anciano , sus dudas y hasta su existencia , mi hijo de pronto se movió desde el fondo impidió que la puerta se cerrara y estiro su mano tomando del brazo al anciano para que subiera, él caballero canoso y de movimientos lentos pareció sorprendido, pero al ver la firmeza con que lo sostenía mi hijo, le tomo la mano y con su ayuda entró, sin palabras, sin discursos pretenciosos de buena voluntad , ni reflexiones profundas mi hijo en un instante ordeno el mundo a la manera que debe ser , actuó, solo actuó, movido desde el lugar más sagrado y sabio que tenemos los seres humanos SU CORAZÓN. Yo permanecí en silencio emocionada una vez más por las lecciones de mi pequeño maestro, al llegar a nuestro piso bajamos , caminamos por el pasillo aún en silencio, metí la llave en la puerta y mirándolo le dije que estaba muy orgullosa de él , para mi sorpresa el preguntó con ingenuidad -¿Por qué?-entonces le explique que no todas las personas se hubiesen preocupado del anciano como lo había echo él, incrédulo volvió a preguntar -¿en serio mama crees que otros no lo hubiesen echo?- tristemente eso era lo que creía y había visto a diario en tantas ocasiones - si lo creo dije sonriendo- pero obvie las imágenes los recuerdos y la decepción , él no necesitaba de eso hoy,
hoy para mi tranquilidad lo guia su corazón.

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